Saltar al contenido

5º mandamiento del yoga, APARIGRAHA.

Aparigraha es el nombre en sánscrito del quinto y último yama o mandamiento del yoga. Se ha traducido como “no posesiones” y nos ayuda a vivir en armonía siguiendo la Ley del Altruismo.

A veces, se tiene la visión de que ser altruista es entregar todo a los demás y quedarse sin nada, o dedicar la vida a otros olvidándose de sí mismo. Esto es erróneo porque no podemos ayudar a otros si primero no nos ayudamos a nosotros mismos, no podemos dar aquello que no tenemos. El Altruismo es saber compartir, entendiendo que lo que se da se conserva. 

Aparigraha también tiene mucho que ver con el desapego (No aferrarse, no depender de ninguna persona, evento o cosa) y con el concepto de abundancia. Compartir no es quedarse con menos (vibración de carencia), el universo y nosotros tendemos a cocrear más de eso, los recursos son ilimitados, en contra de lo que nuestra mente pueda creer. Por ejemplo, si tengo una tarta y comparto un trozo, una mente carente pensará que se va a quedar con un trozo menos, una mente abundante se da cuenta que puede comprar otra tarta o hacer otra ya que tiene ingredientes y una cocina y que, incluso, habrá de sobra.         

Transgredir Aparigraha es un recelo a compartir por miedo a la escasez. También, querer tener la exclusividad de conocimientos adquiridos, por ejemplo, el maestro que no enseña del todo su profesión a sus alumnos por temor a que ellos aprendan bien y lo sobrepasen, sin darse cuenta de quien más da, más recibe. Otro caso puede ser el temor a hacer alguna pregunta o a exponer las propias ideas y quedar en evidencia o querer saber más para lucirse. Hay personas que tienen un conocimiento importante, que puede ser muy válido, y se apegan a él creyendo que ese conocimiento es la verdad absoluta, pero de ser muy sabios pasan a ser ignorantes, porque no quieren aprender nada más nuevo y no se actualizan.                                                         

Estar en armonía con Aparigraha es darse cuenta de que uno disfruta y crece compartiendo lo que tiene, dando desinteresadamente, dentro de cierta medida. De esta manera, al considerar que nuestro éxito es ayudar al otro, y nuestro crecimiento es el crecimiento del otro (lo que le hago al otro me lo hago a mí a través de él), no tenemos que estar defendiéndonos ni ocultando nada, así la mente se relaja y permite que nuestra conciencia profundice en la mente interna, conectándonos con lo trascendente y obteniendo así sabiduría e inspiración.

Espero que te haya sido de utilidad.

Si quieres saber más sígueme.

Comparte mediante:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *